Resumen de Ana Karenina (León Tolstói)

Ana Karenina es la historia de amor y pasión entre dos personas que se enfrentan a la sociedad que refleja toda la problemática de la vieja Rusia. Ana Karenina es un personaje inquietante y fascinador por la intensidad de su vida y las consecuencias a las que conlleva dicha pasión.

Primera parte

En la casa de los Oblonsky reina el conflicto, Esteban Arcadievitch Oblonsky está preocupado porque su esposa Dolly descubrió que la engaña con la institutriz de sus hijos, por ello espera la llegada de su hermana Ana para suavizar la tensión y arreglar la situación. Entre tanto, Oblonsky va al juzgado a trabajar, puesto que obtuvo gracias a Alejo Alejandrovitch Karenina, esposo de su hermana Ana.

Konstantín Dimitrievitch Levine, amigo de Oblonsky de años, lo visita en el juzgado y le comenta que desea ver a Kitty Cherbatzky, cuñada de Oblonsky. Éste le recomienda ir al jardín zoológico donde ella patina en las tardes.

Levine idolatraba la familia Cherbatzky, primero estuvo enamorado de Dolly, pero ella se casó con Esteban, después de la segunda hermana, Natalia, quien también contrajo matrimonio y finalmente, Kitty, la más pequeña, representaba para él una mujer perfecta y de hermosura incomparable.

En la pista de patinaje, Levine logra distinguir entre todas las personas a Kitty e inmediatamente es presa de su introversión. Mientras patina a su lado, le da a entender que su estancia en Moscú depende de ella. El rostro de Kitty toma un semblante sombrío y Levine siente que ha cometido un grave error con su insinuación, pues no se considera digno de su amor por la forma de vida campirana que lleva y porque la mayoría de los buenos partidos para esposos eran los que ocupaban cargos importantes en el gobierno.

Durante la comida, Levine le confiesa a Oblonsky que desea pedirle matrimonio a Kitty. Éste le advierte que tiene un rival para obtener el corazón de Kitty, Alejo Kirilovitch Wronsky, uno de los mejores ejemplos de la juventud dorada de Petersburgo, no obstante cree que Levine tiene grandes oportunidades de vencerlo.

Levine llegó temprano a casa de los Chebratzky para poder hablar con Kitty a solas, ella, por su parte, sabía que tendría que herir a alguno de los dos pretendientes: por un lado veía nebulosa su vida con Levine, más su vida con Wronsky era feliz y brillante. Cuando Levine hizo su propuesta matrimonial, Kitty le pidió que lo perdonara por no aceptar. Pronto llegaron más personas al salón, entre ellos la condesa de Nordston, quien deseaba que Kitty se casara con Wronsky. Posteriormente arribó Wronsky y Levine comprendió que Kitty le amaba. Salió a relucir el tema de los espíritus y las mesas parlantes, así como el baile que se llevaría a cabo la siguiente semana. Levine, quien sentía profunda decepción, se marchó sin que nadie le viera.

A la mañana siguiente Wronsky y Oblonsky se encontraron en la estación de trenes porque ambos iban a recibir a un familiar. Cuando el tren llegó, Wronsky fue el primero en entrar a los compartimentos para recibir a su madre. En ese momento, se cruzó con una mujer de clase social alta, elegante, muy hermosa y que despedía de sus grandes ojos negros una especial alegría y vivacidad que lo cautivaron. Pronto comprendió que aquella mujer era Ana Karenina, quien había estado en compañía de su madre durante el viaje. Todos intercambiaron cordiales saludos y justo antes de partir, observaron que la multitud se acercaba a los rieles del tren porque un trabajador había sido arrollado por éste. Ana sintió que aquello era de mal agüero.

Al llegar a casa de su hermano, Ana pasó todo el día allí, conversando con Dolly para que perdonara a Esteban. Dolly se sintió mejor después de hablar con su cuñada y pronto se disiparon las fricciones que había en casa de los Oblonsky.

El día del banquete Kitty está ansiosa por ver a Wronsky. Mientras baila con Korsunsky se acerca al grupo en donde se encontraba Ana, a quien admira por su elegancia y aristocracia. Korsunsky invita a Ana a bailar y ella, negándose en un principio, accede al ver que Wronsky se acerca al grupo. Wronsky observa a Ana y la busca para bailar. Kitty se siente profundamente triste y desconcertada al darse cuenta de que Wronsky y Ana conversan como si nadie más estuviera en el salón y la forma en la que se miran afirma la ilusión que sienten el uno por el otro. Ana Karenina no se queda a cenar porque debe preparar su viaje a Petersburgo la mañana siguiente.

Sergio Ivanovitch Kosnichef, hermano de Konstantín y escritor prestigiado en Rusia, le comenta a Levine que su hermano Nicolás (hermano gemelo de Sergio), quien es un perdido y libertino, está en Moscú y ha mandado el mensaje de que no desea ver a sus hermanos. No obstante Kostia lo busca y se encuentra con que éste ha adquirido un aspecto enfermizo y demacrado, vive con Macha (una prostituta a quien convirtió en su compañera) y está involucrado en asuntos revolucionarios. Kostia le pide que lo acompañe al campo para mejorar su salud, sin embargo Nicolás se niega porque no desea encontrarse con Sergio. Tras un par de tragos Levine y Macha convencen a Nicolás de permanecer en casa Macha le promete a Kostia que le escribirá si pasa algo con su hermano y que tratará de convencerlo para ir a vivir con él al campo.

A la mañana siguiente del baile, Ana realizaba todos los preparativos para marcharse de vuelta: mandó un telegrama a su marido para notificarle su regreso, escribió cartas para sus amistades en Moscú y empacó sus maletas. A Dolly le pareció que Ana experimentaba una intranquilidad y preocupación semejantes a las que ella conocía por experiencia propia. Ambas se despidieron y Dolly le agradeció mucho sus palabras de aliento y la labor de reconciliación que fungió entre ella y su esposo.

Durante su viaje de regreso, Ana recordaba todos los momentos y situaciones que pasó en Moscú, pero especialmente, recordaba a Wronsky, quien le hacía sentir una sensación de emoción al mismo tiempo que el remordimiento de estar jugando con fuego. Por la noche, el tren se detuvo y afuera había una tormenta de nieve. Ana salió para respirar aire puro y se encuentra con Wronsky, quien también había tomado el tren para Petersburgo, pues él afirmaba que debía estar cerca de ella y no puedía evitarlo. Ana le pide que olvide sus palabras y sube rápidamente a su vagón y no consigue conciliar el sueño por el resto del viaje. Entre tanto, Wronsky tampoco duerme porque las emociones que ella había despertado en él lo llenaban de felicidad y euforia.

Al día siguiente, Alejo Alajndrovich fue a recibir a Ana a la estación. Wronsky nunca había considerado este factor a pesar de saber que era una mujer casada, no obstante, se percata de que Ana no ama a Alejo cuando estos se saludan. Wronsky se acerca al matrimonio y le pregunta a Ana si había tenido un buen viaje. Alejo se siente disgustado por la actitud de Wronsky y lo saluda con frialdad. Entre tanto, Wronsky pide tener la oportunidad de visitarlos, por lo que Alejo advierte que podrá hacerlo los lunes, el día que reciben a la gente en su casa.

Al llegar a casa Ana siente mucha emoción al ver a su hijo Sergio, de quien nunca antes se había separado y adora con todo su ser. Ana le cuenta a su esposo que las cosas entre su hermano y Dolly se arreglaron, pero él desaprueba la infidelidad de éste para indicarle que el hecho de que el mal ejemplo viniera de un pariente no podía hacerle cambiar respecto a sus convicciones sobre la conducta conyugal. Por la noche, en el semblante de Ana ya no se veía aquella animación que durante su estancia en Moscú parecía saltar de sus ojos.

Cuando Wronsky abandonó San Petersburgo dejó su departamento a Petritzky, su buen amigo y compañero de armas. Al llegar a su casa, encontró a Petritzky y a la baronesa Chilton, amiga íntima de éste. El grupo concertó la salida recreativa al Teatro Francés y Wronsky se marchó para visitar a Betsi y otras a amistades que frecuentaran los mismos círculos de Ana Karenina para encontrarse con ella. Como de costumbre, Wronsky salió de casa con el propósito de no regresar hasta altas horas de la noche.

Segunda parte

A finales del invierno hubo una consulta de médicos en casa de los Chebratzky para aclarar el estado de salud de Kitty y decidir lo que se podía hacer para su pronta curación y el total restablecimiento de sus decaídas fuerzas. Su médico de cabecera aconsejó que se llevaran a Kitty a veranear al extranjero, pues su estrado nervioso y pérdida de apetito, eran el reflejo de algún malestar psicológico. Kitty tenía el corazón destrozado y lamentaba haber rechazado a Kostia Levine.

Uno de los círculos que frecuentaba Ana era el oficial, integrado por su esposo y los colegas subordinados de éste. Otro núcleo, cuyo centro era la condesa Lidia Pavlovna, estaba compuesto por ancianas feas, caritativas y beatas y hombres listos, avispados y ambiciosos. Y el tercer sector estaba conformado por la más alta sociedad, la sociedad de los bailes y banquetes, fiestas y toilettes suntuosas. El lazo que Ana tenía con éste último sector era a través de Betsi Tverskaya, esposa de un primo suyo y mujer acaudalada. Al principio Ana evitó todo contacto con este sector, pero desde su regreso de Moscú le parecían aburridos los otros núcleos y en éste tenía oportunidad de ver a Wronsky, quien era familiar de Betsi. Éste, por su parte, procuraba estar allí donde podía ver a Ana y hablarle de su amor. Ana no le animaba ni provocaba aquellas declaraciones, incluso creyó sentirse disgustada por su persecución, pero desde que asistiera a un baile al que él no había concurrido y experimentara una profunda tristeza, comprendió que se estaba engañando a sí misma y que sentía algo especial por él.

En una de las recepciones de Betsi después de la ópera, la gente comentaba acerca del cambio en el comportamiento de Ana, quien ahora tenía a Wronsky como sombra, y hacían suposiciones acerca de la posible relación que pudiese existir entre ellos. Ana arribó a la recepción y después de saludar a sus amigos se sentó a conversar con Wronsky en una mesa apartada. Ella le comentó que se ha portado muy mal con Kitty, quien ahora estaba enferma, por tanto debía pedirle una disculpa. No obstante, Wronsky sólo hablaba del amor que sentía por Ana y al ver sus reacciones, se percataba que ahora ella le amaba también. Al poco tiempo, Alejo Alejandrovitch entró al salón y después de dirigir una mirada a su mujer ya Wronsky, se sentó en la mesa con sus amistades y comenzó a hablar. Mientras Alejo hablaba, la pareja seguía dialogando en su mesita apartada de todos. Una de las damas presentes comentaba acerca de la situación incómoda. El resto, no despegaba su mirada para ver qué se suscitaba. Ana se sentó en la mesa de su marido y cuando éste decidió marcharse, ella prefirió quedarse a cenar.

Alejo no había visto nada de particular en el hecho de que su esposa y Wronsky sostuvieran una conversación tan animosa. Sin embargo, notó que a los demás invitados les parecía una falta de corrección y por eso, ahora a él también le parecía una falta. Cuando Ana regresó a casa, Alejo, quien no conciliaba el sueño por definir lo que le diría a su esposa cuando llegara, le advirtió a Ana que debía ser más prudente para no dar motivo a que se critique su conducta y se tenga un mal concepto de ella. A Ana le pareció que él estaba más preocupado por la opinión de la gente que por las posibles fallas en las que pudiera estar incurriendo.

A partir de ese día, la vida entre Ana y Alejo cambió por completo. Exteriormente, todo seguía igual entre los esposos y aparentemente no ocurría nada de particular. Ana seguía asistiendo a las reuniones de sociedad y se veía con Wronsky por todas partes. Su esposo lo sabía, pero se sentía impotente para poner término a dicha situación.

Por fin llegó el día en que Ana y Wronsky consumaron su amor, aquello que parecía imposible e inquietante se convirtió en un sueño hecho realidad lleno de suprema felicidad. No obstante, Ana sentía una profunda culpa, horror y soledad, pues ahora sólo le quedaba el amor de Wronsky.

Esteban Arcadievitch fue a la granja de Levine en el Valle Tula para visitarlo, vender su bosque de Erguschove y practicar la cacería en compañía de su amigo. La venta del terreno se realizó sin problemas a Riabinín. Durante la cacería ambos conversaban acerca de las novedades en Moscú, pero especialmente de la salud de Kitty, su viaje al extranjero para recuperarse y la boda que nunca se consumó con Wronsky. A pesar de que el corazón de Kostia seguía herido por el rechazo de Kitty, éste sentía curiosidad por saber más de ella.

La madre de Wronsky desaprobaba la relación de su hijo con Ana, pues éste rechazó varios puestos importantes en el ejército para permanecer al lado de Ana y le pide a su hijo que termine su aventura porque la sociedad condena dicho idilio. Wronsky se sentía enfadado porque no tolera las mentiras, las intrigas de la sociedad, el chisme, la curiosidad y las críticas sin fundamento. Por otro lado, Ana también perdió la tranquilidad y se sentía indigna. Sabía que aquello debía terminar pronto.

Ana esperaba en la terraza a que regresara Sergio de un paseo. Wronsky entró a la casa de improvisto para verla. Ambos mantenían una relación de amistad cuando estaban frente Sergio, sin embargo, él parecía entender lo que ocurría entre Wronsky y su madre. Mientras esperan su regreso, Ana le confiesa a Wronsky que está encinta. Wronsky le pide que le cuente todo a su esposo y lo abandone. Ana se niega a huir como su amante y perderlo todo, especialmente a Sergio, por ello le pide a Wronsky que le deje todo en sus manos para arreglar la situación y tomar una decisión final.

Wronsky se preparaba para las carreras de caballos en Krasnoie Selo. Kord, el inglés, le daba instrucciones sobre cómo manejar al caballo, Fru fru, y los obstáculos que tendría que maniobrar. Al inicio de la carrera, Fru fru había perdido velocidad, conforme avanzaba parecía que recuperaba la delantera, sin embargo, al cruzar un obstáculo, por una distracción de Wronsky, el caballo cae y se rompe la espina dorsal. Wronsky comprende que ha perdido la carrera, que la pobre yegua tendrá que ser sacrificada y que jamás en su vida había sentido tanta desgracia, infortunio y culpabilidad.

Mientras esto ocurría, Ana observaba la carrera, pero a su vez, ella era observada con profundo detenimiento por su esposo, quien descubría que ella sólo seguía los movimientos de Wronsky. Cuando éste cayó, Ana soltó un grito de angustia, trataba de ver lo que ocurría, pero la gente alrededor de Wronsky y la distancia se lo impedían. Alejo Alejandrovitch le ofreció su brazo a Ana para que se marcharan, ella no deseaba hacerlo sin saber cuál era el estado de Wronsky, sin embargo, se vio forzada a obedecer cuando su marido insistió. En el carruaje, Alejo le advirtió a Ana que su comportamiento en la carrera había sido incorrecto y que guardara las apariencias. Ana explotó y le confesó que era amante de Wronsky, que sólo a él lo amaba y que ahora despreciaba a su marido. Alejo quedó perplejo al escuchar esto y le pidió que guardara las apariencias mientras él tomaba una determinación al respecto.

Tercera parte

Daría Alejandrovna y sus hijos fueron a su finca de verano en Yergushevo, Esteban Arcadievitch seguía trabajando, por ello, Dolly permaneció sola un mes, atendiendo los asuntos domésticos que requería una casa en malas condiciones. Levine pasó un día a visitarla. Dolly rehusó aceptar la ayuda de Kostia al considerar que los problemas domésticos debían de ser ordenados por su marido, pero invitó a Kostia tomar una taza de té para platicarle acerca de Kitty. Al principio, Levine no deseaba saber nada al respecto, pero la insistencia de Dolly para hablar acerca del tema y hacerle ver que la decisión que tomó Kitty al rechazar a Levine era por falta de madurez en el momento, reabrieron la esperanza en Kostia que había sido reprimida por el orgullo. No obstante, prefirió mantenerse alejado de Kitty, aunque ella permaneciera en Yergushevo.

Tras meditar detenidamente cuáles serían las medidas que debía tomar, Alejo Alejandrovitch, tomó la resolución de no sentirse desgraciado por culpa de Ana y de no consentir que ella gozase a sus anchas de su felicidad. Ante esto, le envía una carta en donde le aclara que la familia no debe disolverse por ningún capricho, que sus vidas deberán seguir transcurriendo como hasta ahora y que regrese a más tardar el martes a San Petersburgo. Entre tanto, Ana pensaba marcharse lejos con su hijo hasta que recibió la carta de su marido, la cual le produjo mayor infortunio y desdicha. Ana asistió a una recepción en casa de Betsi y desde allí le envió una carta a Wronsky para citarlo y contarle lo ocurrido. Wronsky, por su parte, asistió a una fiesta en casa de Serpujovsky, quien lo invitaba a unirse al ejército nuevamente, porque Rusia necesitaba hombres como él, asimismo, le dijo que no debía aferrarse a una mujer, pues ellas representaban un obstáculo en las carreras de los hombres. Un criado le entregó a Wronsky la carta de Ana y éste se marchó cuanto antes.

Ana le cuenta a Wronsky que ha confesado todo a su marido. Wronsky considera que la única salida es el duelo entre ellos y el divorcio. Ana le enseña la carta de su marido, le dice que está preocupada porque puede perder a su hijo y se suelta en un llanto inconsolable que produce en Wronsky culpabilidad. Ambos se despiden y Ana le avisa que regresa a San Petersburgo.

En el campo, Levine realiza labores agrarias, trabaja porque ello mantiene su mente distraída y e implementa nuevas formas de trabajo para aumentar la productividad. Una tarde, de regreso a casa, Kostia vislumbró un carruaje a lo lejos y cuando éste pasó de frente, observó que Kitty venía en él y ella le sonreía al haberlo reconocido. Pese a este incidente, el orgullo de Levine le impedía asistir a las frecuentes invitaciones que Dolly le hacía. Una noche, Nicolás, su hermano, fue a visitarlo para recoger el dinero que le correspondía de las ganancias de la venta de un terreno familiar. Levine se dio cuenta de que su hermano estaba muy enfermo y que moriría pronto. La idea de que la muerte estaba cerca y al alcance de todos le aferraba enormemente y le preocupaba. A la mañana siguiente, dado el mal carácter de Nicolás, éste se marchó rogándole a Levine que no le guardara rencor, consciente de que esa podría ser la última vez que se verían.

Cuarta parte

Los Karenina continuaban viviendo bajo el mismo techo, bajo las condiciones impuestas por Alejo y llevando una relación fría. Una tarde, Ana se sentía deprimida y triste e hizo llamar a Wronsky. Cuando éste llegó a casa de los Karenina, se cruzó en la entrada de la puerta con Alejo Alejandrovitch, quien iba de salida. Ana le contó a Wronsky una pesadilla que había tenido, en la cual un mujik desagradable y enano removía un saco y se escuchaba la vocecita de una niña diciendo que Ana moriría en el parto.

Alejo Alejandrovitch estaba sumamente enojado porque Ana había faltado a la regla de mantener las apariencias frente a la sociedad y la servidumbre así que se separa de Ana y va a Moscú en busca de un abogado para divorciarse. En las calles de Moscú se encuentra con Esteban Arcadievitch, quien lo invita, a pesar suyo, a un banquete en su casa.

El día del banquete, varias personas se reunieron en casa de los Oblonsky. Levine, quien también estaba en Moscú, asistió al banquete y por primera vez, después de aquel incidente en la carretera, vio a Kitty. Dolly trató de persuadir a Alejo para que perdonara a Ana, más éste se encolerizaba aún más cuando pensaba en su humillante situación. Kostia, al reencontrarse con Kitty, se enamoró nuevamente de ella y volvió a proponerle matrimonio. Esta vez, ella acepta y ambos toman la decisión de casarse pronto.

Alejo Alejandrovitch recibió un telegrama de Ana en donde le pide que vuelva cuanto antes porque se está muriendo. Alejo toma el tren a San Petersburgo, con la idea de que todo esto es un engaño. Al llegar a casa, la servidumbre le anuncia que Ana ha dado a luz y que se encuentra muy enferma, al borde de la muerte. Wronsky, quien también estaba en la casa, le pide que lo perdone y que está a su merced. Alejo entra en la habitación y observa que Ana está con fiebre alta, hablando rápidamente y solicitando ver a su esposo. Cuando éste se acerca, Ana le pide que la perdone y que perdone a Wronsky. Alejandrovitch sintió compasión y mucha paz cuando fue capaz de perdonarlos.

Al regresar a su departamento, Wronsky se sentía humillado, culpable, ruin y advertía que no podía borrar de su conciencia aquella mancha. Veía claramente la grandeza moral de Karenina frente a la mezquindad de su propia alma y todo aquello que lo abrumaba le provocaron desear la muerte. Sacó su arma del cajón y se pegó un tiro, pero éste no lo mató, sólo lo hirió.

En casa de los Karenina, Ana se estaba recuperando pero la niña enfermaba, al parecer, porque a la nodriza le faltaba leche. Betsi visita a Ana para decirle que Wronsky deseaba verla antes de partir a un puesto del ejército, pero ella se niega a verlo. Esteban Arcadievitch fue a visitar a los Karenina y su hermana le confiesa que odia a Alejo Alejandrovitch por su bondad y que desea morirse; éste va a hablar con Alejo para pedirle que disuelva el matrimonio, pues de otra forma, Ana y él serían muy infelices. En principio, Alejo no deseaba divorciarse, pues sus convicciones religiosas y el hecho de pensar que Ana sería humillada por su posición le impedían hacerlo, pero esa misma bondad cristiana le hacían ver que de no hacerlo, la mataría.

Betsi le informa a Wronsky que Alejo ha decidido divorciarse de Ana, así que va directo a casa de los Karenina en busca de su amada para llevarla a vivir con él a Italia. A Ana le preocupa su hijo y el divorcio, pero la pasión y el amor que siente por Wronsky la hace olvidarlo todo.

Quinta parte

El día de la boda, Levine tiene dudas para casarse con Kitty, no porque él dude hacerlo, sino porque cree que ella no le ama lo suficiente, así que para disipar éstas, recurre a Kitty en la mañana en busca de palabras reconfortantes que le aseguren su amor hacia él.

En la iglesia, todos esperaban a Levine quien había llegado tarde porque su camisa se le ensució y esperaba cambiarla, produciendo en Kitty la duda de que, quizá él no quería casarse, sin embargo, ambos contraen el tan esperado matrimonio.

Ana y Wronsky viajaban por Italia: Venecia, Roma y Nápoles. Ana vivía encariñada con su hijita, aunque a veces extrañaba a Sergio. Wronsky no era enteramente feliz, empezó a hastiarse y concentraba su atención en libros, política y especialmente en la pintura, aunque sus talentos como pintor no eran extraordinarios. En Nápoles, Wronsky se encontró con un amigo ruso, Golenischev, quien le presentó al pintor Mijailov, el cual hizo un retrato extraordinario de Ana.

El principio de la vida conyugal fue muy difícil para Kostia y Kitty, pues habían muchas disputas si alguno se encontraba de mal humor. Un día recibieron una carta de la mujer que vivía con su hermano Nicolás, en donde avisaba que éste se encontraba muy enfermo. Kostia quiere ir a verlo porque cree que ésta puede ser la última vez y Kitty se empeña en acompañarlo, aunque a Levine le molesta esta actitud de posesión y tras una fuerte discusión, accede a que ella le acompañe. Una vez en Moscú, Kitty fue de gran ayuda, pues cuidaba al enfermo y acompañaba a Levine cuando éste sentía el enigma de la muerte como un sentimiento tormentoso. Nicolás, quien padecía de tisis, estaba muy delgado y casi sin cabello. Después de un par de días, Nicolás falleció y Levine recibió la noticia de que Kitty estaba encinta.

Desde que Ana partió, Alejo Alejandrovitch sentía un enorme pesar, no obstante, la condesa Lidia Pavlovna, quien estaba enamorada de él, fue a reiterarle su ayuda como ama de llaves de la casa y a proponerle confiar en las creencias cristianas, las cuales, fueron de gran ayuda y paz para Alejo en esos momentos. La condesa Lidia estaba muy preocupada porque sabía que Ana y Wronsky habían regresado a San Petersburgo y al poco tiempo, recibió una carta de Ana en donde solicitaba ver a su hijo Sergio. Lidia convenció a Alejo de negarle a Ana su petición pues podrían provocar inestabilidad en el niño, a quien le habían dicho que su madre había muerto.

Wronsky se sentía amargado porque Ana aún no solicitaba el divorcio y porque la sociedad no permitiría que la pareja entrase al círculo; le atormentaba la desaprobación de su familia y a la vez, a su madre le atormentaba que Ana fuera la causa de destruir la carrera de su hijo. Ana, por su parte, a veces se mostraba cariñosa y otras malhumorada y caprichosa, sin comprender la amargura por la que Wronsky pasaba.

Uno de los principales motivos que impulsaron a Ana a regresar a Rusia fue el deseo de ver a su hijo, así que cuando recibió la respuesta de Lidia Pavlovna, se enfadó mucho y juzgó la hipocresía de la condesa. A la mañana siguiente, Ana fue a casa de Karenina y se dirigió a la habitación de su hijo. Éste despertó lleno de alegría por volver a ver a su madre, pues estaba convencido de que ella vendría el día de su cumpleaños y que su muerte había sido mentira. Ana tuvo que marcharse pronto porque se acercaba Alejo, no sin antes decirle a su hijo que la quisiera siempre y que también amara a su padre.

Al regresar al hotel, Ana se sentía deprimida y sola, pensaba que Wronsky era el causante de dicho infortunio, pues aunque quería a la niña, ella sentía mucho amor por Sergio. Al recordar a Wronsky, Ana pensó que éste quizá ya no la amaba, pues repasando los incidentes del día anterior (desde su llegada a San Petersburgo Wronsky había pedido habitaciones separadas, el día anterior había comido fuera y ahora la vería acompañado por un amigo) la hacían llegar a dicha confirmación. Wronsky iba a asistir al teatro y Ana se empeñaba a ir con él, éste se irritaba con ella y sentía ira al ver que Ana estaba dispuesta a ir al teatro sin pensar en las consecuencias que esto implicaría, pues al presentarse ante la sociedad al lado de la princesa Varvara, sería la última consecuencia para provocar el rechazo absoluto de la sociedad. El incidente en el teatro fue muy desagradable para Ana ya que las miradas no dejaban de clavarse en su palco. Wronsky, quien no se sentó a su lado, fue al palco de su madre y su cuñada, al verlo, fue a encontrarlo junto con la princesa Sorokina. Al regresar al hotel, Ana consideraba a Wronsky culpable de dicha situación y sentía que éste ya no la amaba. A la mañana siguiente, casi reconciliados por completo, se marcharon al campo.

Sexta parte

Dolly y sus hijos fueron a pasar el verano en casa de Levine y Kitty. Esteban Arcadievitch permaneció en Moscú y de vez en cuando iba a visitar a su familia. Asimismo, la Duquesa (madre de Kitty) fue a casa de Levine para cuidar a Kitty en su actual estado.

Esteban, acompañado de un amigo, Wassia Weslowsky, arribaron a casa de Kostia con miras de salir de cacería. A Levine le desagradaba la presencia de Wassia en su casa, pues se sentía celoso al verlo hablar con su mujer y esta serie de sentimientos ya habían provocado fuertes peleas con Kitty. Las pretensiones de éste hacia Kitty fueron tales, que Levine se vio obligado a echarlo de su casa.

Dolly decidió visitar a Ana, quien estaba muy cerca de casa de Levine. Al llegar a su casa, la encontró hermosa y radiante, el amor la hacía lucir más hermosa, mientras que Dolly sentía que había envejecido; se había secado tras tener tantos hijos y ante la relación fría que llevaba con Esteban. Ana estaba contenta de ver a Dolly, le presentó los invitados que tenían en casa, entre ellos Wassia; la llevó a conocer la casa y sus terrenos, pues Wronsky, debido a su fortuna, se había convertido en un terrateniente rico que había invertido esfuerzos en mejorar la finca y en decorar la casa elegantemente, asimismo, hacía obras distintas para sus campesinos, como la construcción de un hospital. Wronsky le pidió a Dolly que convenciera a Ana en pedirle el divorcio a Alejo Alejandrovitch, pues consideraba que la situación en la que se encontraba su hija, siendo una Karenina, y la terrible posición de Ana ante la sociedad, provocaban en ella mucho sufrimiento y en él, amargura.

Ana deseaba que Dolly le dijera lo que pensaba de ella, pero Dolly se limitó a tratar de convencerla en pedir el divorcio, no obstante, esto contrariaba mucho a Ana porque sabía que su marido estaba bajo la influencia de Lidia Pavlovna y no podía concebir el hecho de no poder unir a los dos seres que más amaba: su hijo Sergio y Wronsky.

Dolly se marchó más pronto de lo que había planeado, se sentía incómoda en casa de Ana y al ver la vida que atravesaba su cuñada, valoró a sus hijos y la vida que llevaba más que nunca.

Las relaciones entre Ana y Wronsky enfriaban notablemente, pues el sentía agobio ante los reproches de Ana cada vez que se marchaba de casa y por su parte, Ana tomaba láudano que le había recetado el doctor cuando tuvo el parto cada vez que Wronsky se marchaba. Wronsky y Ana decidieron ir a Moscú y Ana, para evitar un rompimiento, le escribió a Alejo Alejandrovitch para pedirle el divorcio.

Séptima parte

Levine y Kitty llevaban 4 meses viviendo en Moscú para el momento de la concepción. Las riñas entre los esposos habían terminado por completo, aunque Levine estaba más preocupado y parecía llegar tarde a todos lados aunque esto no fuera así, pues el ritmo de vida en la ciudad era totalmente distinto al que él estaba habituado a llevar.

Levine y Esteban fueron a un casino en donde se encontraron con Wronsky, Kostia mantuvo una conversación alegre con su antiguo rival y fue una especie de reconciliación. Asimismo, después del casino, Wronsky les sugirió que fueran a visitar a Ana. Levine quedó cautivado al ver el cuadro de Ana hecho en Italia y al conocerla, sintió una gran empatía, admiración y compasión por ella.

Pocos días después, Kitty dio a luz a un varón. Levine sentía profunda conmoción y miedo ante aquel ser diminuto que ahora era su hijo.

Entre tanto, Ana y Wronsky seguían con problemas que ya parecían crónicos, pese a la profunda pasión y amor que sentían el uno por el otro, los separaba una irritación fundada en motivos internos: para Ana, la causa principal era la disminución del amor que Wronsky le profesaba y como consecuencia constantes celos provocados por las salidas de Wronsky y la amiga de su madre, la princesa Sorokina; para Wronsky, era el hecho de haberse puesto en una situación tan penosa, situación que ella en vez de suavizar, le hacía cada día más insoportable. Ni uno ni otro reconocían los motivos de su irritación sino que se consideraban mutuamente equivocados y culpables y procuraban demostrárselo cada vez que tenían oportunidad.

Ana sentía que su permanencia en Moscú provocaba la mayor parte de los problemas y por ello deseaba marcharse cuanto antes al campo, no obstante, se ofende gravemente cuando Wronsky le pide que esperen un par de días para dejar arreglados varios asuntos en la ciudad y la riña, por primera vez, no se había solucionado el mismo día. A la mañana siguiente, Wronsky salió muy temprano y Ana interpretó su salida como un rechazo. Ante esta depresión por la cual atravesaba desde hace tiempo, provocaron en Ana inmensos deseos de morir. Anuchka, su criada, le recomendó que saliera para distraerse. Ana fue en busca de su cuñada Dolly, quien estaba con Kitty enseñándole menesteres de madre. Ana sintió el rechazo y comprendió en mayor medida, su penosa situación, así que se despidió de su cuñada y se marchó nuevamente sin rumbo. Las calles y la gente en la ciudad la confundían, sentía desolación y deseos de morir ante la falta del amor por el cual había sacrificado todo cuanto tenía, así que al llegar a la estación de trenes, se acercó a las vías del tren y recordando su infancia cuando saltaba al agua, Ana se aventó a las vías del tren cuando éste venía llegando. A partir de ese momento y tras pedir el perdón de Dios, los ojos de Ana se cerraron para siempre.

Octava parte

Sergio Ivanovitch (hermano de Kostia) y Katavasof (amigo de la escuela de Kostia) tomaron el tren desde Moscú para visitar a Levine durante el verano. Allí se encontraron con el conde Wronsky y su madre. Wronsky había envejecido notoriamente y viajaba a Servia para alistarse como voluntario en la guerra contra los turcos. La madre de Wronsky, le comentaba a Sergio Ivanovitch que Karenina recogió a la niña, quien ha asistido a los funerales, asimismo, opinaba que su pobre hijo lo había sacrificado todo por Ana: su carrera, su amor… y ella, lejos de agradecérselo, acabó por perderlo.

Wronsky, por su parte, le decía a Sergio Ivanovitch que como hombre ya no era más que una ruina, pero como arma aún podía servir para la guerra, no obstante, al ver al hermano de Levine, despertaron en él recuerdos atormentadores de Ana, pero no su figura como él la conocía, sino sus restos, aquel cuerpo ensangrentado y expuesto sin pudor alguno a las miradas de los curiosos, que había visto al entrar como un loco a la estación. En su hermoso rostro, los ojos tenían una expresión de terror y sus sonrosados labios parecían disponerse a repetir la terrible amenaza de la última conversación: “Te arrepentirás”.

Levine continuaba con sus actividades en el campo, buscando nuevos métodos para optimizar el trabajo, siguiendo un camino recto y claro y sin entrever la posibilidad de hallar explicación al misterio de la existencia, misterio que le atormentaba hasta el punto de que había llegado a temer suicidarse.

Cuando Sergio Ivanovitch y Katavasof llegaron a casa de Levine, Kitty los recibió con un enorme gusto. Allí se encontraban el duque y la duquesa (padres de Kitty), Dolly y sus hijos. Todos conversaban alegremente acerca de diversos temas, entre ellos la guerra en Servia, la situación del pueblo en Rusia y el involucramiento de los rusos para apoyar a sus hermanos eslavos en contra de los turcos.

Por la noche, Levine reflexionaba la dicha que sentía de tener a su familia y la nueva forma de ver a su hijo, ahora con profundo amor. Levine sentía la fe que guiaba sus pasos. Ahora ya no sería un juguete del azar; cada minuto de su existencia tendría desde ese momento un profundo sentido que podría imprimir a todos sus actos: el sentido del bien.

Personajes

ANA KARENINA: Personaje principal. Esposa de Alejo Alejandrovitch y amante del Conde Alejo Wronsky. Mujer apasionada, de buenos y nobles sentimientos, en busca de la felicidad y del amor verdadero. Su hijo Sergio y Wronsky representan sus únicas razones para vivir. Se ve obligada a ser víctima de la obsesión y de los celos debido a su situación ante la sociedad rusa. De gran belleza física: ojos negros y cabello rizado negro, de gran elegancia, aristocracia y carisma.

ALEJO WRONSKY: Personaje principal. Amante de Ana Karenina. Joven apasionado, sincero, carismático y de alta posición social. Se esmera por conseguir el amor de Ana, conservar su libertad de hombre y a mantenerse ocupado. Ama profundamente a Ana pero se cansa de ella cuando ambos se irritan mutuamente.

ALEJO ALEJANDROVITCH KARENINA: Personaje principal. Esposo de Ana. Hombre mayor, gentil, de buenos sentimientos, buen cristiano, tolerante y generoso. Perdona a Ana y procura salir del conflicto de la forma más honrosa para ambos.

KONSTANTIN LEVINE: Personaje principal. Hombre de buenos sentimientos, tímido, orgulloso, sensible y apasionado. A lo largo de su vida se hace muchos cuestionamientos existenciales, representa la voz de la conciencia en busca de las razones de la existencia en la novela.

KITTY: Personaje secundario. Esposa de Levine. Joven y hermosa. Buena esposa y buena madre. En un principio está enamorada de Wronsky y al ver que su amor no es correspondido de la misma manera, sufre una depresión fuerte.

DOLLY: Personaje secundario. Esposa de Esteban Arcadievitch. Se siente decepcionada del matrimonio al comprender que su marido la ha engañado y al sentir que los años y los hijos la han ido desgastando. Mujer honrada y de buenos sentimientos, aprecia a Ana a pesar de que no aprueba su estilo de vida.

ESTEBAN ARCADIEVITCH: Personaje secundario. Hermano de Ana. Hombre bueno y honrado pero infiel a su esposa a pesar de que ama y respeta los valores de la familia. Juega un papel de intermediario en la novela, tanto para Levine, quien es su gran amigo, como ante Ana y Alejo Alejandrovitch.

LIDIA PAVLOVNA: Personaje secundario. Mujer importante en la esfera social de San Petersburgo. Está enamorada de Alejo Alejandrovitch y ello la motiva a ser cruel e inhumana con Ana, egoísta e hipócrita, pues se avala de los valores cristianos para separar a Ana de su hijo Sergio

Otros personajes secundarios

Betsi (prima de Wronsky), Nicolás y Sergio Ivanovitch (hermanos de Kostia Levine), Wassia (amigo de Esteban Arcadievitch).

Fuente