Popol Vuh es una recopilación de varias leyendas provenientes de los diversos grupos étnicos que habitaron la tierra Quiché, es decir el sur de nuestro país y parte de centro América; que más que un sentido histórico tiene un valor e importancia hablando de lo religioso.
Es una narración que trata de explicar o contar de alguna manera su origen y los diversos fenómenos que ocurren en la naturaleza.
A la llegada de los españoles todos estos libros fueron quemados o destruidos ya que sólo querían imponer su religión y no respetaban la cultura y tradiciones de estas étnias. Aún así muchos de estos libros tienen demasiada importancia en sus culturas, tradiciones y formas de vida. Además relata que según el Popol Vuh, el mundo era nada hasta que los dioses, el Gran Padre (creador) y la Gran Madre (hacedora de formas) decidieron generar la vida. La intención de ambos era ser adorados por sus propias creaciones. Primero crearon la Tierra, después los animales y, finalmente, los hombres. Éstos fueron inicialmente hechos de barro, pero como el intento fracasó, el Gran Padre decidió extraerlos de la madera. No obstante, los nuevos hombres eran altivos, vanidosos y frívolos, por lo que el Gran Padre los aniquiló por medio de un diluvio. Pese a este suceso los dioses no desistieron y en una última tentativa crearon a los hombres a partir de granos de maíz molidos y de los cuerpos de aquellos a cuatro mujeres. Una vez constituidas otras tantas familias, los dioses, temerosos de que a sus criaturas pudiera tentarlas la idea de suplantarlos en sabiduría, disminuyeron la vista e inteligencia de los ocho. El Popol Vuh también relata las hazañas de dos hermanos gemelos, Hunahpú e Ixbalanqué, vencedores de las fuerzas malignas e hijos de una de aquellas mujeres que, pese a su virginidad, los concibió de manera milagrosa.
Capítulo I – Los abuelos
Los dioses Tepeu, Gucumatz y Hurakan conversaron entre sí y decidieron crear a alguien que habitara la tierra así que crearon la luz, la tierra que regada por el agua haría florecer árboles los cuales darían frutas y semillas, también crearon el aire, resuelto el problema de donde vivir crearon a los animales, pero al ver que estos permanecían inmóviles le dijeron para todo lo que servían y todo lo que harían durante su vida y así estos se comenzaron a mover. Los dioses se reunieron al ver tanta armonía y decidieron darle un sonido a cada animal así que les ordenaron que cada uno dijera su nombre como los animales no hablaban el mismo idioma los dioses les castigaron condenándolos a no vivir en armonía una especie y otra, entonces los dioses crearon unos nuevos seres los que poblarían la tierra éstos eran de barro por lo cual se desbarataban fácilmente y con el sol se endurecían pero ellos podían hablar auque no tenían entendimiento, los dioses les dieron vida mientras creaban otro ser mejor. Posteriormente crearon a unos nuevos, estos eran de madera caminaban, hablaban y sus palabras tenían sentido, pero no tenían corazón por lo que no reconocían que los dioses los habían creado y por este motivo nunca les rindieron tributo por lo cual los dioses los condenaron a morir cayó sobre ellos una lluvia de cenizas, más tarde toda la tierra seca fue cubierta por agua. Después de esto los dioses hicieron un nuevo hombre de “Tzite”, es decir que fueron hechos con la madera de este árbol, pero también decepcionó a los dioses por lo que mandaron al pájaro “Xecoctouah” quien les sacó los ojos, luego vino Cotzbalam el jaguar
quien hurgó sus cuerpos rasgó sus venas y masticó sus huesos, los sobrevivientes espantados por las acusaciones que los animales les hicieron huyeron, unos murieron ahogados, otros aplastados o despedazándose entre sí, los que quedaron se convirtieron en monos por eso son los animales que más se parecen a nosotros. Se Volvieron a juntar los dioses pero esta vez crearon seres de carne y hueso, los bendicieron al amanecer, estos hombres eran capaces de caminar, hablar, pensar, sentir y eran muy sabios sus nombres fueron: BALAM QUITZE, BALAM ACAB, MAHUCUTAH e IQUI BALAM.
Cuando los dioses los miraron llamaron a Balam Quitze para que les dijera en nombre de sus hermanos cómo se sentían, miraban, caminaba, si entendían todo lo que decían y si su lenguaje era el mismo para todos, entonces él habló en nombre de sus hermanos agradeciéndoles todo lo que les habían dado y les dio a entender que eran muy sabios y que comprendían más de lo que los dioses pensaban, los dioses se desconcertaron y no vieron con agrado tanta sabiduría por eso decidieron prevenir que su descendencia pudiera saber más incluso lo mismo que los dioses así que la limitaron, para que no estuvieran solos los hombres crearon a la mujer la cual pusieron al lado del hombre mientras dormía, los hombres las descubrieron con alegría y agrado una vez que las mujeres concibieron hijos y emprendieron un viaje hacia una tierra prometida por Tojil pasaron por muchas calamidades, pero la peor fue la del frío ya que estaban apunto de morir, Tojil le dio el fuego a la tribu de Balam Quitze, las demás tribus también lo pidieron, así que les pidieron que le comunicaran al señor Tojil y su dios los mando que preguntaran que les dijera lo que darían a cambio, ellos les ofrecieron piedras preciosas las cuales despreciaron en ese momento, Tojil les dijo que les pidieran sus vidas a cambio ellos aceptaron y les fue devuelto el fuego sin que tuvieran que sacrificar a nadie.
Después encontraron a otra tribu la cual les roba el fuego, ellos adoraban al dios Chamalkan pero tenían ciertas virtudes como sacrificar a los esclavos, hacer ayuno y contemplar el amanecer, por lo cual pudieron escuchar a Tojil quien les dijo que los perdonaría si se sangraban las orejas y los codos siempre con alegría y gozo, ellos aceptaron. Siguieron caminando y pasaron por muchas dificultades, llegaron hasta una tierra donde la tierra estaba tan seca que ya se había agrietado y el agua que encintraban era inmunda, así que los abuelos consultaron a Tojil él les ordenó que siguieran caminando hasta que llegaron a la tierra de Chi Pixab donde se refugiaron durante un tiempo de las bestias.
Pronto llegaron a la ladera de una montaña la cual llamaron Hacauitz (la estrella de la mañana) les sirvió de señal para saber que esa era la tierra prometida. Ahí los dioses le dieron indicaciones de lo que debían de hacer, como ser buenos, que tenían que ofrecer su propia sangre sin tener que morir y que les ofrendaran a cambio a los críos de los pájaros.
Vivieron ahí junto con los animales y establecieron sus aldeas, los abuelos vivían en cuevas mirando hacia donde se oculta el sol para salir durante la noche a aullar como fieras salvajes, al principio ofrecían su sangre en sacrificio a Tojil quien les dio el poder de llorar, pero más adelante los abuelos ya no les reconfortaba sólo su sangre, así que capturaban gente de las tribus cercanas y las torturaban hasta casi morir, entonces las soltaban, luego capturaban gente a la cual la mataban y la ponían en un lugar del camino para que la gente pensara que había sido algún jaguar, pero después algunos dioses tomaban forma de humanos y ayudados de los Abuelos se dedicaban a matar gente de las tribus enemigas o simplemente bajaban a bañarse en al río el cual era llamado río Tojil, las otras tribus prometieron que si de alguna manera Tojil les comprobaba su fuerza ellos lo adorarían por el resto de su vida, planearon poner a dos doncellas hermosas a bañarse en el río y si llegaban a ver a los dioses se entregaran a sus placeres si a cambio les daban una de sus prendas, ya estando ahí los dioses no les pidieron nada de eso al contrario les cuestionaros quienes eran y de donde venían a lo que ellas tuvieron que confesar todo, entonces tomaron tela de algodón y dibujaron sobre una un tigre, un águila y un tábano, cuando las muchachas llamadas Ixtah e Ixpuch regresaron a su aldea les entregaron las prendas a sus ancianos a los primeros dos que se las pusieron no les paso nada, pero al tercero sintió que algo lo mordía y lo arañaba ya que el dibujo había tomado vida. Así que decidieron terminar definitivamente con estos dioses así que decidieron espiar a los abuelos, mucha gente de diferentes tribus se les fue uniendo para la guerra, así que emprendieron el camino, pero los abuelos ya estaban preparados, habían dejado en un lugar seguro a las mujeres y niños y los demás se encontraban en las montañas de Hacavitz, las tribus contrarias empezaron a subir más y al llegar arriba nadie les salió al encuentro, así que nadie sabe como ni por que, pero se quedaron dormidos así que los de Hacavitz les salieron de sorpresa y mientras dormían los desarmaron, les quitaron las ropas, les cortaron las cejas, barba y bigote, para colmo los abuelos se orinaron sobre ellos. Al despertarse los enemigos sintieron tanta vergüenza que se escondieron tras los árboles y no se explicaban lo sucedido, descendieron para recobrar fuerzas y volver a la batalla, mientras los abuelos con ayuda de los más fuertes construyeron una muralla y le colocaron muñecos de madera con las armas de los enemigos y enfrente construyeron una gran fosa que cubrieron con pasto y ramas para disimularla. Los abuelos pidieron consejo a los dioses los cuales les mandaron colmenas de avispas y tábanos para defenderse de los guerreros, cuando estos empezaban a ascender de nuevo, de repente se escuchó un gran trueno y los abuelos soltaron a los animales quienes los atacaban al enemigo con una furia y los mataron, así la montaña de Hacavitz se convirtió en un lugar de triunfo para los abuelos y sus dioses.
Entonces llegó el día en que los abuelos sintieron que era hora de partir, así que llamaron a sus esposas, hijos y nietos les dieron indicaciones precisas y descendieron por un lado de la ladero y una nube como de lluvia los cubrió entonces el más anciano tomó la palabra y agradeció a su dios Hacavitz todo lo que les había dado, acordaron que el consejo se formaría del mejor hombre de cada casa y así es como vino la dispersión y muerte de las tribus.
Capítulo II – Los hechiceros
En tiempos muy remotos vivieron en tierra Quiché los hermanos Ahpú Hunahpú y Ixbalanque quienes eran brujos y hechiceros, Xiquiripat, Cuchumaquic, Chimiabac, Chiamiaholom, Ahalmez y Ahaltoyob, seres muy malos que vivían en Xibalbá ésta era una ciudad a la cual comparaban con el infierno, les encantaba hacer sufrir a las personas con llagas y enfermedades de la sangre a los que madrugaban les ponían la cara amarilla y les quebraban la columna y así incapacitados para caminar los mandaban a las barrancas, les rompían los huesos todos menos los de la cabeza y luego los abandonaban donde nadie podía ayudarlos, los ahorcaban y les sacaban los ojos los capturaban de noche y los dejaban boca arriba para que las aves se comieran sus entrañas, pero los más malos eran Xic y Patán, ellos acorralaban a todas las persona que morían en caminos, repentinamente y a los que terminaban escupiendo sangre les apretaban la garganta y se hincaban sobre su pecho para hundirle las costillas en los pulmones.
Los hermanos Ahpú se gozaban jugando pelota hasta que un día antes de empezar a jugar descendió un gavilán mensajero de Huracán, se sorprendió al verlos jugar incansablemente y sus gritos de júbilo empezaron a molestar a los señores de Xibalbá quienes aconsejados por la envidia mandaron a cuatro búhos a buscarlos para que los castigaran como se lo merecían uno de los búhos gritaba, otro reía, otro mugía y el último silbaba los mensajeros descendieron sobre la casa de los Ahpú, entonces consultaron a su madre Ixmucané para saber si ir o no, ella les dijo que fueran y que no se olvidaran de hacer lo que ellos ya sabían. Cuando llegaron al Xibalbá fueron sometidos a un juicio injusto del cual fueron declarados vencidos, los ataron de pies y manos y fueron metidos en un calabozo, al la mañana siguiente llegaron unos verdugos quienes tenían la encomienda de matarlos con su garrote. Al ver los cuerpos inertes los descuartizaron y sus cabezas las colgaron en un árbol al que llamaban “Abuelo” ya que nunca había dado ni flor ni fruto, esa noche fue la más oscura de todas, las estrellas no aparecieron, las luciérnagas no brillaron y el fuego no se encendió. Al amanecer se percataron de que el árbol había florecido y se veía más hermoso que nunca y que las cabezas habían desaparecido. Ixquic hija de Cuchumaquic decidió ir y tomar uno de los frutos de aquel árbol sin temor, al llegar se preguntaba si le hiciesen mal y una voz que provenía de dentro del árbol le dijo que esos frutos eran tan buenos como las almas de los hermanos Ahpú y que ellos habitaban ahí dentro, así que le dijeron que de ella saldría su descendencia de ellos. Ella tuvo dos hijos Hunahpú e Ixbalanqué. Su padre al percatarse de que estaba embarazada y como ella no le dijo quien era el padre este le ordenó a los búhos que se la llevaran lejos, la mataran y le llevaran su corazón, ellos partieron, al llegar al lugar ella les contó que estaba embarazada de los espíritus de los hermanos Ahpú, entonces dejo caer unas gotas de sangre en un recipiente y al coagularse tomaron forma de corazón. Los búhos regresaron con Cuchumaquic, él le enseño el supuesto corazón a los señores de Xibalbá y cuando lo echaron al fuego parecía como si quemaran flores aromáticas. Los búhos al presencial tal acto regresaron con Ixquic y se pusieron a su servicio entonces ella les puso a cada uno un nombre. Después buscó a la abuela de los Ahpú y le dijo que era su nuera y para comprobárselo invocó a los dioses del maíz y de las sementeras para que hicieran crecer la milpa, al presenciar todo esto la abuela le creyó.
Posteriormente cuando nacieron los niños gritaban y lloraban tan fuerte que la abuela le había aconsejado a Ixquic que los abandonara en el monte, pero como ella no tuvo corazón lo hicieron Hunbatz y Hunchouen (hijos que ya habían tenido antes los Ahpú) ya que presentían que tendrían gran poder. Los niños crecieron y aprendieron muchas artes y tenían gran poder físico y espiritual. Hunbatz y Hunchouen sentían mucha envidia por sus hermanos así que estaban buscando la forma de matar a Hunahpú e Ixbalanqué, ellos los invitaron a casar ya que los primeros eran más altos y fuertes y los gemelos no cuando estuvieron en la selva los gemelos les dispararon a algunas aves pero éstas se enredaron en los árboles así que les pidieron ayuda a sus hermanos y cuando ya estaban en lo alto del árbol y el tronco empezó a crecer más y más hasta que no pudieron bajar y Hunbatz y Hunchouen se convirtieron en monos. En aquel momento los gemelos empezaron a entonar una canción con la cual atrajeron a sus hermanos, les advirtieron a la abuela que si reía de ellos, huirían y jamás volverían y así sucedió. En ese entonces existía un señor llamado Vucub Caquix quien se creía igual o más poderoso que los dioses, tenía dos hijos uno se llamaba Zipacná y el otro Caprakán; ellos creían que habían formado las montañas y que gracias a ellos se estremecía el corazón de la tierra. Hunahpú e Ixbalanqué decidieron acabar con tanta fanfarronería así que mientras Vucub Caquix comía bajo un árbol Hunahpú le lanzó una piedra con su cerbatana en la quijada en aquel momento Vucub le arrancó el brazo a quien lo había herido; mientras el engreído Vucub se arrastraba hacía su cueva Hunahpú e Ixbalanqué se encontraron a una anciana llamada Zaqui Nim Ac junto con su esposo Zaqui Nima Tzíis, les pidieron que los acompañaran a la cueva de Vacub para hacerse pasar por señores que curaban la boca, Vucub como era muy vanidoso enseguida les pidió que le curaran la quijada pero en lugar de eso le quitaron los dientes y los ojos, Vucub Caquix murió, Chimalmat murió de tristeza y sus cabellos enredados en un árbol dieron fruto. Un día cuatrocientos jóvenes quisieron matar a Zipacná hijo de Vucub ya que era demasiado fuerte, sin embargo él los mató, los gemelos decidieron tomar venganza así que fabricaron una langosta gigante y la escondieron en una cueva y cuando encontraron a Zipacná le dijeron que lo fuera a cazar ya que ellos no habían podido. Lo llevaron a la cueva y cuando hubo entrado los gemelos sacudieron de tal manera las rocas que Zipacná terminó convertido en piedra, es así como termina la historia de un hombre tan orgulloso.
En aquel tiempo el dios Hurakán les habló a Hunahpú e Ixbalanqué y les dijo que tenían que acabar con Caprakán ya que se creía igual que su padre, entonces los gemelos lo engañaron diciéndole que si era capaz de sacar luz de las montañas fuera con ellos a una colina, él acepto y los siguió; en el camino los hermanos mataron algunas aves con sus cerbatanas y las cocinaron, al ave de Caprakán le untaron yeso, cuando se la comío murió. Y así acaba la historia de un hombre que presumía y se enorgullecía de ser como su padre y sentirse igual que un dios. Poco después se decidieron a labrar la tierra fueron a la milpa y arreglaron todo, pero por la noche alguien les destruyo todo y la noche siguiente regresaron para saber quienes habían sido, pero únicamente capturaron un ratón el cual les explica que la abuela había guardado los instrumentos del juego de pelota de los hermanos Ahpú ya que no quería que les sucediera lo mismo. Los gemelos partieron hacia la plaza y comenzaron a jugar sin darse cuenta que sus gritos de júbilo disgustaban a los señores de Xibalbá los cuales le comunicaron a la abuela que dentro de ocho días jugarían un juego de pelota con sus nietos, cuando regresaron y escucharon el mensaje plantaron una caña en representación de sus vidas si se marchitaba es que habían muerto en Bivalva y si florecía que seguían vivos. Cuando llegaron a Xibalbá mandaron a una avispa para que picara a todos los presente y así les informara todo lo que había oído y visto. Como al jugar vencieron los señores de Xibalbá decidieron hacerles más pruebas, entonces los llevaron a la cueva del frío, pero los hermanos sobrevivieron, posteriormente los mandaron a una cueva donde vivía un temible murciélago, los gemelos se protegieron durmiendo dentro de un cigarro, a la mañana siguiente Ixbalanqué le pidió a su hermano que se fijara si ya no corrían peligro, en cuanto asomo la cabeza le fue cortada; cuando llegaron los señores de Xibalbá la colgaron en la plaza como signo de victoria, Ixbalanqué estaba muy triste por lo sucedido y mando a un conejo a que mientras los señores jugaban pelota el entrara y se llevará la pelota con la que jugaban y se la llevara lejos en cuanto los de Xibalbá lo vieron se fueron corriendo tras él, en ese momento Ixbalanqué tomó la cabeza de su hermano la puso sobre el cuerpo y le dio aliento de vida. Enseguida los gemelos se fueron de la ciudad; en el camino se encontraron con dos adivinos quienes les ordenaron que dijeran que los habían visto y que la única forma de matarlos era quemarlos y aventar sus huesos al río pero nada más. Y asimismo se hizo, cuando echaron los huesos al río los muchachos volvieron a aparecer, luego los de Xibalbá les ordenaron que mataran a un animal y lo revivieran, que quemaran una casa sin que les pasase nada a los de adentro, matar a una persona y revivirla, matarse ellos mismos y reaparecer y todo lo cumplieron, pero lo último fue que los mataran a ellos y los resucitaran; los mataron y despedazaron, pero ya no los revivieron y todos los de la ciudad fueron convertidos en basura. Y así fue como término la perdición de una ciudad.
Personajes
TEPEU: Dios creador fuerte y poderoso.
GUCUMATZ: Dios creador fuerte y poderoso.
HURAKAN: Dios creador fuerte y poderoso.
BALAM QUITZE: Además de ser el que guaba a los pueblos, uno de los primeros hombres, inteligente, fuerte, dedicado, agradecido y considerado.
BALAM ACAB: Podía hablar con Tojil uno de los dioses más importante para ellos uno de los primeros hombres, inteligente, fuerte, dedicado, agradecido y considerado.
MAHUCUTAH: Uno de los primeros hombres, inteligente, fuerte, dedicado, agradecido y considerado.
IQUI BALAM: Uno de los primeros hombres, inteligente, fuerte, dedicado, agradecido y considerado.
TOJIL: Dios principal ya que fue el que les dio el fuego.
HUNANPÚ: Uno de los hermanos Ahpú, bueno y noble
HUNANPÚ: Uno de los gemelos, inteligente, poderoso, dominaba todas las artes ocultas.
IXBALANQUE: Uno de los gemelos, inteligente, poderoso, dominaba todas las artes ocultas.
IXBALANQUE: Uno de los hermanos Ahpú, bueno y noble
IXQUIC: Madre de los gemelos, virgen y pura los concibió gracias a los espíritus de los Ahpú
HUNBATZ: Hermano de los gemelos, hijo también de uno de los Ahpú, malo y envidioso
HUNCHOUÉN: Hermano de los gemelos, hijo también de uno de los Ahpú, malo y envidioso
VUCUB CAQUIX: Hombre prepotente, engañoso, vanidoso, sentía que su poder era igual o mayor que el de los mismos dioses.
ZIPZCNÁ: Hijo de Vucub Caquix, igual de vanidoso, antipático y mentiroso, además creía que era el hombre más fuerte del mundo.
CAPRAKÁN: Hijo de Vucub Caquix, igual de vanidoso, antipático y mentiroso además de creer que podía sacar luz de los montes.
HUN CAMÉ: Señor de Xibalbá, malo, despiadado.
VUCUB CAMÉ: Señor de Xibalbá, malo, despiadado, cruel, le gustaba torturar a la gente
IXMUCANÉ: Señor de Xibalbá, malo, despiadado, cruel, le gustaba hacer a la gente, injusto, prepotente, corrupto y convenenciero.