Bodas de Sangre es un conflicto entre el amor como fuerza avasalladora de la naturaleza y la tradición como fuerza que intenta crear normas para esos impulsos, sin conseguirlo en este caso, ya que el destino se presenta como evocación de un destino trágico.
El novio está decidido a casarse con su prometida y así se lo comunica a su madre, que se encuentra asediada por los fantasmas de un pasado de venganzas. La prometida casualmente fue novia anteriormente de Leonardo, familiar de los Félix y enemigos del novio y la madre. Aunque la novia está decidida también a casarse y olvidar a Leonardo, la fuerza del amor es más poderosa que ella. El mismo día de la boda huyen juntos y entonces el novio tiene que salir a buscarlos para limpiar su honor traicionado. Los dos hombres acaban muriendo en una reyerta y las mujeres no pueden hacer otra cosa que llorarlos.
Acto primero
Cuadro primero
Abre la obra con la conversación entre la Madre y el Novio, su hijo. Ella se lamenta de que su hijo tenga que salir y de que le pida la navaja. Aquí nos enteramos de que el novio es el único hombre que le queda a la madre, ya que su marido y su otro hijo murieron por lo que intuimos en alguna reyerta con la familia de los Félix. El novio le habla entonces de la Novia y la madre le pregunta que cuando quiere que la pida. Le pide también que le de hijos, pero sobretodo hijas para que le puedan hacer compañía bordando. Sale el hijo para ir a trabajar su propiedad y llega una vecina. La madre le pregunta por la novia y si es cierto que hace unos años tuvo un novio. Ésta dice que sí, que era Leonardo el de los Félix, que luego se casó con su prima. La madre se sorprende y la vecina le dice que Leonardo no tiene la culpa de nada pues solo tenía ocho años cuando pasó aquello y que no le diga nada a su hijo para no interponerse en su casamiento y su felicidad.
Cuadro segundo
Es de mañana y se encuentran en una habitación la Suegra de Leonardo meciendo a un niño en sus brazos mientras la Mujer de Leonardo hace punto de media. Las dos lo arrullan con su canto.
Llega Leonardo que viene de casa del herrador porque el caballo pierde las herraduras. Su mujer le dice si no lo utiliza mucho y él lo niega, pero ella le dice que las vecinas lo vieron al límite de los llanos. Responde que no era él y ella le recuerda que el caballo regresó reventado en sudor. Entra la suegra diciendo que el caballo trae los ojos desorbitados como si llegara del fin del mundo. La mujer le comenta que piden a su prima mañana y que es pera que vengan a invitarlos a la boda. La suegra dice que parece que la madre no estaba muy satisfecha con el casamiento y él le dice que tal vez tenga razón pues ella es de cuidado. La mujer le pide que no hable mal de ella y la suegra le recuerda que Leonardo sabe lo que dice pues fue tres años su novio. La mujer hace ademán de llorar y Leonardo la reprime.
Llega una muchacha de la tienda para contarles que el novio y su madre llegaron a la tienda a comprarle cosas a la novia. La suegra comenta que se van a juntar dos buenos capitales. Leonardo dice que no les importa y sale enojado de la casa. La suegra después de los gritos entra a por el niño y quedan las dos mujeres cantándole una nana.
Cuadro tercero
En este cuadro se produce la petición de la mano de la novia. La madre y el novio llegan a la cueva donde vive la novia y son recibidos por la criada. La madre se queja de que aquellas tierras están muy lejos de las suyas. Sale el Padre y hablan más sobre las tierras (se insinúa todo el rato un casamiento para unir dos ricas heredades, tierras y dinero). La madre le dice al padre que ya sabe a lo que viene. Él asiente y fijan la boda para el próximo jueves. Sale la Novia en actitud modesta y recatada. Entregan los regalos y toman unos dulces. La madre conversa con la novia de forma inquisitiva y dura. Salen todos y quedan solas la criada y la novia. Ésta le pide que le enseñe los regalos y ante su negativa le dice que parece que no tenga ganas de casarse. La criada le pregunta si no oyó anoche un caballo y la novia le contesta que sería uno suelto de la manada. La criada dice que llevaba jinete, que lo vio parado en la ventana de la novia y era Leonardo. La novia lo niega y la llama mentirosa y entonces se oye el ruido de un caballo. La criada le dice que se asome y la novia tiene que admitir que sí era él.
Acto segundo
Cuadro primero
La criada ayuda a prepararse a la novia peinándola. De nuevo la novia está triste y la criada la intenta animar, no la entiende, habla sobre las bondades del matrimonio y le pregunta si quiere a su novio. Ella asiente pero titubea. Se oye llamar a la puerta. La criada va a abrir pensando que son los primeros convidados. Es Leonardo. La criada lo recibe sorprendida y le pregunta qué hace allí. Él dice que lo invitaron y es el primero en llegar. Sale la novia y discuten sobre su anterior noviazgo, todo parece indicar que Leonardo todavía la ama, no la ha podido olvidar y esto le quema por dentro. Ella dice que también le quemó ver cuando él se casó pero ahora es ella la que está decidida a casarse. La criada lo apresura para que se vaya pues ya llegan los invitados. Llegan recitando una canción nupcial y sale Leonardo. Llegan mozos y muchachas cantando, aparece el padre. Reaparece la novia ya vestida y es besada por varias muchachas. Entra el novio que se reúne con la novia. Entran la mujer de Leonardo y él. Al verlos la madre del novio pregunta si también están estos aquí (se refiere por supuesto a los Félix que asesinaron a sus hombres). El padre le dice que hoy es día de perdones y ella contesta que se aguanta pero no perdona.
Los novios hablan, ella se quiere casar pronto y que él la proteja siempre. Salen todos para la iglesia y quedan solos Leonardo y su mujer. Ella quiere que la acompañe en el carro y él quiere irse en el caballo. Pelean y la mujer sospecha algo, no sabe qué pensar pero dice que tiene un hijo y otro en camino. Le vuelve a pedir que vaya con ella y él acaba aceptando.
Cuadro segundo
En el exterior de la cueva de la novia está arreglando la criada unas mesas con copas y bandejas. Recita una canción nupcial. Entran la madre con el padre y preguntan si son los primeros en llegar. La criada contesta que llegaron antes Leonardo y su mujer que al parecer corrieron como demonios. La madre maldice de nuevo a los Félix y el padre la tranquiliza diciéndole que hoy es un día alegre y hablan de los próximos nietos. Llegan los novios y los invitados, en ese momento sale Leonardo.
Todos comentan la boda y se forman bailes. Entra Leonardo y se siente vigilado por su esposa. El novio y la novia hablan y Leonardo vuelve a salir de escena. Se intercalan conversaciones entre los diferentes personajes en la algarabía de la fiesta. La novia está inquieta y el novio la abraza pero ella lo rechaza. La mujer de Leonardo aparece diciendo que lo está buscando y les pregunta por él, no lo encuentra y el caballo tampoco está. La novia dice que no se encuentra bien y6 que se va a echar un rato. El novio la quiere acompañar pero ella se niega.
Conversan la madre y el hijo y ésta le da consejos para su matrimonio y cómo debe comportarse con la novia. De pronto todos llaman a los novios para bailar la rueda. Empiezan a buscar a la novia pero no la encuentran. Súbitamente entra la mujer de Leonardo diciendo que su esposo ha huido con la novia en su caballo. El padre de ella se lamenta y la madre del novio la maldice. El novio pide un caballo y su madre lo apremia, duda, no quiere que se vaya pero al mismo tiempo lo anima para que vengue aquella traición. Ya se casaron, ya es la mujer de su hijo. Mientras el novio sale ella afirma que la historia se repite. Otra vez dos bandos. “Ha llegado otra vez la hora de la sangre”.
Acto tercero
Cuadro primero
Es de noche en el bosque. Se oyen violines y aparecen tres leñadores que comentan que están buscando a los fugados. Discuten sobre si lo que hicieron esta bien o mal, sobre que la naturaleza, la sangre pudo más que ellos. Fue el destino y también es éste el que los busquen y los maten. Se preguntan si lograrán escapar.
Salen los leñadores y aparece la Luna (representada por un leñador joven con la cara blanca) que pregunta qué se oculta en el bosque y vaticina que no podrán escapar. Sale la luna y aparece la Mendiga (que es la Muerte) también vaticinando el trágico final. Reaparece la luna llamada por la mendiga y conversan, la mendiga le pide mucha luz para que no puedan escaparse.
Entra el novio y un mozo que lo acompaña buscando a los fugados y la mendiga se sienta y se tapa con el manto. El mozo dice que no los encontrarán y el novio que no lo dude. Sale el mozo de escena y el novio tropieza con la mendiga. Le pregunta si ha visto a los dos que persigue y ella le dice que no pero que en ese momento están saliendo de la colina. Como no sabe el camino hacia allá la mendiga-muerte se ofrece a acompañarlo y salen juntos.
Reaparecen los leñadores recitándole unos versos a la muerte. Cuando salen de escena entran Leonardo y la novia. Ella quieren que se separen pero él dice que la debe llevar consigo. La novia dice que tendrá que ser a la fuerza pero él le recuerda que no tuvo que obligarla para que se escapara. Finalmente los dos reconocen que el amor los arrastraba el uno hacia el otro de forma inexorable. La llamada de su sangre enamorada los acercó y ya nada puede hacerse y menos pensar en lo que diga la gente. Leonardo le pide que vaya donde nadie los pueda alcanzar y la novia le dice que huya él sola justo cuando empiezan a oír que la gente se acerca.
Salen abrazados diciendo que si se separan será porque los dos estén muertos. Aparece la luna más despacio, se oyen los dos violines y de pronto dos largos gritos desgarrados. Se corta la música de los violines y aparece la mendiga de espaldas abriendo su manto como un gran pájaro. La luna se detiene.
Cuadro último
En una habitación blanca y grande como una iglesia dos muchachas van devanando una madeja roja mientras recitan junto a una niña.
Aparecen la mujer y la suegra de Leonardo angustiadas. La mujer se pregunta qué habrá sucedido y la suegra le dice que lo olvide. Salen.
Llama la mendiga a la puerta para pedir un pedazo de pan y las muchachas atemorizadas le piden que se marche. Le preguntan qué vio por el camino del arroyo y ella le cuenta de los dos hombres muertos. Se van la mendiga y las muchachas.
Aparece la madre con una vecina que viene llorando. La madre le dice que se calle, que no quiere llantos en su casa. La vecina le dice que no se quede allí, que se venga a su casa, pero ella dice que quiere estar allí pues ya todos están muertos, que debe serenarse para cuando vengan las vecinas.
Aparece la novia y la vecina le pregunta donde va. La madre la insulta y la golpea haciéndola caer al suelo. La vecina trata de separarlas y la novia le pide que la deje pues ha venido a que la maten para que la lleven con ellos. Intenta explicarle a la madre que no pudo hacer nada contra la el deseo y la fatalidad que se deslizó sobre ellos. La madre la rechaza y cuando la novia le pide que la deje lloran con ella la madre la manda a llorar a la puerta. La madre, la novia y la mujer de Leonardo recitan la llegada de los hombres muertos que otros hombres traen cargando. Las vecinas arrodilladas en el suelo lloran.
Personajes
La Madre: La madre del novio representa la tradición y las viejas costumbres, que aparecen cargadas de esta forma con todo el rencor y el odio de unas rencillas del pasado con los Félix.
El Novio: Casado y engañado el mismo día de su boda, por esa traición se verá conducido a la tragedia y al mismo destino de su padre y hermano.
La Mujer de Leonardo: Es la prima de la novia. Parece presentir lo que va ha suceder pero es incapaz de hacer nada para evitarlo.
Leonardo: El único con nombre propio en esta historia. Familiar de los Félix, mantuvo un noviazgo de tres años con la novia pero acabó casándose con su prima, todo al parecer por asuntos de conveniencia y dinero.
La Novia: Parece querer de verdad casarse y alejarse de Leonardo su antiguo amor, pero la fuerza de los sentimientos la sobrepasa y vence.
La Luna: Representada por un cazador joven con la cara pintada de blanco, es un personaje más de la obra, testigo de la muerte de los jóvenes.
La Muerte (como mendiga): Representada por una mendiga aparece en escena como instrumento del destino para precipitar los acontecimientos que se avecinan.