Resumen de Los teólogos (Borges)

Los teólogos es un cuento de Borges perteneciente a la obra El Aleph. Relata una historia de discordia entre dos teólogos (Aureliano de Aquilea y Juan de Panonia) que vivieron, presumiblemente, hacia el siglo XV.

Comienza narrando cómo antaño los hunos ingresaron en una biblioteca monástica para quemar todos los libros que consideraban blasfemos. Pero en medio del fuego permaneció intacto el libro duodécimo de La ciudad de Dios, obra de San Agustín. Cuenta que Platón enseñó en Atenas la doctrina del eterno retorno, que considera el tiempo circular y que todo lo que ocurre ya ha ocurrido, y volverá a suceder eternamente.

Un siglo después, una secta denominada los monótonos profesaba a orillas del Danubio esta misma doctrina. Aurealiano se entera que Juan de Panonia iba a «impugnar tan abominable herejía», lo que le produce cierto malestar, dado que desde hace tiempo que compiten en una suerte de «batalla intelectual». Por esta razón, decidió adelantarse a Juan y refutar a la secta antes que él. Culminó su trabajo nueve días después. Al décimo, le llegó una copia del trabajo de Juan de Panonia. Se sintió humillado al percatarse de que éste era mucho más conciso, contundente e inobjetable. Como era previsible, Roma optó por el escrito de Juan de Panonia y finalmente Euforbo, líder de los monótonos, fue condenado a la hogera.

Al tiempo surgió un nuevo grupo de herejes al que llamaron histriones, quienes afirmaban que el «mundo inferior es reflejo del superior». Aureliano redactó un escrito para presentar ante las autoridades eclesiásticas. Durante su trabajo se le vino a la mente una frase de la obra Adversus annulares de Juan de Panonia, bastante coincidente con las opiniones heréticas de los histriones. Resolvió denunciarlo, y cuatro meses después fue sentenciado. Aureliano presenció la condena y el instante mismo en el que Juan de Panonia ardió en la picota.

Pasados los años, Aureliano se encontraba en un monasterio en medio de la selva. Una mañana lluviosa lo sorprendió una tormenta. Un rayo incendió los árboles y Aureliano sufrió la misma suerte que Juan. En el reino de los cielos, parece que Dios confundió a Aureliano con Juan de Panonia, acaso por su poco interés en las cuestiones humanas.